De un lado pa' otro, siempre en el medio.

De un lado pa' otro, siempre en el medio. Al tanto de uno, al tanto del otro, soy la del medio. La hermana menor y la hermana mayor, la enamorada y de la que se enamoran, la extraña y popular en el colegio, la malandra del club, la sifrina del colegio público. La que no cree en el "Dios proveerá" pero vive así su vida. Receptiva, comprensiva, la que habla, la que escucha. La que siempre intentan convencer de un lado y del otro, la incomprendida "pero debe haber algo que te guste más, debe haber un extremo por el que te inclines". Siempre en los zapatos del otro, claro ya tuve esos zapatos. Las situaciones se repiten a lo largo de mi vida como para que yo sienta lo que hice sentir, para que viva lo que hice vivir, es una especie de karma inmediato, un eterno cuestionar de lo bueno y de lo malo, lo soportable, lo malvado. Un pequeño goce del sufrimiento y la certeza de lo que me espera. Un círculo, un camino sin salida. La comprensión de todo y de todos "pobrecito"; "se lo merece"; "no es pa' tanto". Siempre capaz de perdonar y aceptar porque sería mi absolución "tranquilo, yo entiendo, yo soy así". Detrás de eso quiero gritar y mandar todo a la mierda, el odio hace más soportable la tristeza, la traición y la culpa, pero sería odiarme a mi misma. El amor también, siempre con los extremos. Sí, el amor también, pero los zapatos me quedan apretados y me duelen los pies. Al tanto del uno, y al tanto del otro, soy la del medio. Ni lo uno, ni lo otro, en el medio, "disculpe no quiero incomodar". Callada y sumisa pero de naturaleza explosiva. En el medio, no mediocre. Después no sabré explicar mis salidas a los extremos.

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